miércoles, 21 de julio de 2010

La Vulnerabilidad tras la ruptura


Es complejo, explicar el porqué de este comportamiento casi innato del ser humano por creer que después de una ruptura con alguien significativo en nuestra vida, debe venir otra persona a llenar el vacío.
¿No se han dado cuenta que lo que fácil llega, fácil se va?, hay k tener cuidado ser selectivos, me refiero a que no por que apareció Juanito/a Pérez en nuestro camino, cuando más sufríamos es por que poco menos Dios nos envió a nuestro/a (ahora sí) media naranja, y pensamos, en lo mas profundo de nuestro ser, “mmm quizás el(ella) es el elegido”.
Pero “elegido” ¿porque?, o sea ¿tan vulnerables estamos que cometemos el error de querer tener enseguida a alguien como pareja?, cuando en realidad lo que falta por conocer en la vida, experimentar, hueviar en todos los sentidos, (y con “todos los sentidos” me refiero a “TODOS LOS SENTIDOS”), se da con mayor frecuencia durante la soltería que estando con alguien fijo al lado. Quizás no todos se sienten tocados con esto, hay muchos que prefieren vivir su “duelo”, ensimismarse, llorarlo todo. Pero no se equivoquen, el que queramos suplir a ese ser importante, con otra distracción, no quiere decir que no estemos viviendo el duelo, de hecho considero que un soltero vulnerable es alguien que aún no supera el dolor de la ruptura, la cual lo encontró de imprevisto y en pelotas.

Ahora volvamos a lo de la soltería repentina e inesperada. Nuestro cuerpo y nuestra mente se acostumbran a tener un contacto físico frecuente (y el que me diga que no, derechamente miente). Hablo de contacto afectivo y sexual, después de todo somos seres sociales y sobretodo animales, por ende, es difícil no sentirse desprotegidos emocionalmente y necesitados de atenciones cuando ya no estamos con esa persona que ocupa un lugar especial en nuestro corazón y mente. Nuestro cuerpo extraña, siente que algo falta, desea tener en quien pensar y mantener su mente ocupada, entonces empezamos a intentar controlar los recuerdos y pensamientos y así desviarnos de lo que nos duele, el fantasma de el o la ex.

Pero suele suceder que después de una ruptura, sobretodo que duró meses y con mayor razón años, ambos o uno de ellos, (independiente de quien terminó con quién, en algún momento ambos son igual de vulnerables) decide “soltarse las trenzas”. Si antes por algo obvio y de fidelidad de pareja, te reprimías o simplemente no mirabas para el lado, y esa persona que siempre encontraste irresistible nunca fue más allá de tener que conformarte con mirarlo/a. Sucede que ahora todo es diferente y alcanzable y comienzas a darte cuenta que si te lo propones hasta podrías comértelo/a literalmente.
Tu apariencia física empieza a ser parte importante de tus intereses, por no decir parte primordial, sin mencionar que desde ya algunos kilos abandonan tu cuerpo por razones obvias, (ya no tienes con quien darte esos banquetes culinarios que tanto disfrutaste “en pareja”, y menos quien te acompañe en eso, tirados en la cama), así que con este nuevo cuerpo y nueva actitud, todo se torna más fácil y el mundo comienza a brillar nuevamente para ti. Surge una nueva forma de ver las cosas desde una mirada de soltero, que se siente igual de bien a cuando estas con “alguien” la diferencia es que ahora solo tu decides lo que quieres hacer sin mirarle la cara a nadie, seas hombre o mujer, tu entorno comienza a halagarte, suelen darse cuenta del cambio, te lo hacen saber, y tu ego comienza a elevarse como un cohete hacia el espacio.

Cuando logras eso, costará que te detengas, hasta que el día menos pensado, cuando menos lo buscas y lo esperas, las vueltas que da la vida se encargarán de ponerte por delante a aquella persona que logrará desarticular tu sistema y moverte el piso nuevamente.